viernes, 19 de diciembre de 2008

¡Mi hermano está bravo!


Roberto está bravo. ¡Que broma! Anda enfadado con Chávez y el chavismo, la revolución y el socialismo. Ese carricito recién nacido, de dulce y bueno que era, se ha tornado, en política venezolana, en colérico e intemperante. ¡Que problema! Pero fíjense bien: A mi hermano no deja de asistirle parcialmente la razón. ¿Saben por qué? ¡Porque esta revolución no ha sabido transmitirse! Las buenas razones para la continuación de Chávez existen, pero a la clase media pensante, a la que él pertenece, no se le ha dado ninguna. Estridencia y vulgaridad, alaridos y pulsomecatismo no son buenas razones, y eso fue lo que se observó en ese debate de la Asamblea Nacional. Ni siquiera Earle Herrera, a quien sé talentoso, pudo hilvanar un discurso inteligente. El y otros me asombraron, porque la emoción no excusa la adulancia, ni el compromiso la mediocridad. ¿Por qué esa torpeza de parte de quienes no son torpes? Yo insisto aquí en bitácora privada, que esta revolución, a la que me adscribo y defiendo, no ha logrado conformar oferta para la clase media. El planteamiento ya lo hice público en "Aporrea", y temo que si no se atiende a tiempo acarreará dificultades. ¿Existirá la voluntad y la inteligencia para hacerlo, o lo impedirá la sinrazón obsecuente y complaciente? Mientras ocurre felicito a Roberto por su escrito, aunque adverso su antichavismo. Sin embargo lo entiendo: nuestros padres no nos enseñaron posturas adoratrices, ni a pulsar cuerdas para obtener prebendas. No hay Guevara de nosotros que lo haga, ni lo hace su descendencia. Esto lo conozco en hijos y sobrinos, y lo predigo en los rasgos de carácter de Christian. ¿Saben qué? Venimos de una fuente auténtica, irreverente y lineal que no admite curvaturas. ¿Ejemplo de los más jóvenes? Esta chica linda de la foto.


César O. Guevara R.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Revolución Democrática?


Esta es la nueva denominación con la que se quiere identificar a este movimiento extraño que está ocurriendo en Venezuela. Comenzó llamándose Revolución Bolivariana, luego pasó a ser Revolución Bonita, después Socialismo del siglo 21 y ahora Revolución Democrática. Bien, en principio no es Bolivariana porque en muchos de sus aspectos difiere de la verdadera doctrina de nuestro Libertador; no es bonita porque está repleta de una fealdad natural inspirada por los discursos poco decentes del Presidente y sus seguidores; tampoco es socialista porque la diferencia de clases es ahora mayor que nunca y los que pregonan la revolución son cada vez más adinerados aunque hablen de igualdad social y por último está muy lejos de ser democrática ya que no permite el juego justo que debe existir en toda sociedad verdaderamente democrática. Yo pienso que El Comandante, en su maraña de ideas inconclusas y pensamientos distorsionados, no ha logrado descifrar cuál es la diferencia entre revolución, democracia, dictadura, socialismo o comunismo, de la misma manera como no ha logrado definir si es católico, musulmán, budista o ateo. En vez de estar buscando perpetuarse en el poder debería estudiar un poco el socialismo Chileno o Brasilero a ver si eso le ayuda a aclarar su confusa situación. En Venezuela lo que hay es un gobierno autocrático liderado por un ególatra resentido que cree ser indispensable y por lo tanto insustituíble. Lo triste de todo esto es que hay quienes se lo creen y lo siguen como corderitos. Tal es el caso de los diputados de la Asamblea Nacional a quienes ví y oí gritar como histéricos desalmados el dia que fué presentada la propuesta de enmienda. De verdad ! que verguenza!. Señores, el país tiene problemas de extrema gravedad que deben ser resueltos con urgencia. Dejen la adulancia y la veneración para sus fiestas privadas. Si triunfa la enmienda y el Rey es coronado, cuál será el nuevo nombre? Monarquía Revolucionaria? Ojalá que haya un despertar que abra el camino a la sensatez.




Roberto Guevara R.




jueves, 11 de diciembre de 2008

“ OTRA NAVIDAD ”


Del Ávila se desprende una densa neblina que arropa toda la ciudad y trata inútilmente de colarse por la ventana de mi cuarto. Llueve incesantemente. Todo esta empapado. El frío cala hasta los tuétanos. Busco cobijarme. Hay poco para ello. A lo lejos observo con sana curiosidad las luces multicolores y centellantes de los adornos navideños. De vez en tanto, personas desconocidas y que no conoceré jamás, pasan cargando un pino canadiense destinado a dar calor y alegría a alguna casa que tampoco conoceré. Percibo su aroma. Olor de alegría, de fiestas y familia.
Todos van de prisa como si no quisieran perder un segundo de esta época que en realidad pasa rauda y veloz. Miles de bolsas repletas de obsequios envueltos en papeles multicolores van con ellos, acompañándolos en un aloquecido frenesí de consumismo. Los entiendo y sonrío ante su risa. Hago mía su prisa, su felicidad, sus deseos cumplidos y ese espíritu que les acompaña donde quiera que vayan sus pasos ansiosos.
Olor de sazones exquisitas que anuncian suculentas cenas compartidas con familiares y amigos. Música que nos hablan de lo sagrado y lo pagano. Petardos; el estridente ruido de cornetas compitiendo con el desesperado ulular de las sirenas. “El diablo haciendo piruetas”, como cantara Andrés Eloy. ¡Es Navidad ¡.
De una sola ojeada reviso mi entorno harto conocido. En estos cinco metros cuadrados, que son mi mundo, ni un solo adorno alegórico a las fechas,… y afloran los recuerdos… Enciendo otro cigarrillo, y entre las volutas del humo caprichoso dejo volar mis pensamientos.
Los “viejos”, ausentes en la infinita eternidad. ¡Como hacen falta!. La esposa que partió tempranamente al llamado de Dios. Los hijos que no están porque no quieren estarlo, los hermanos separados por distancias y tontas diferencias. Los nietos, que he visto pero que no conozco. Los amigos, ausentes de lejanía.
No me tientan los opíparos banquetes adosados de finos y costosos licores, tampoco los obsequios, tan solo me duele la ausencia de afectos verdaderos. ¡Esta soledad que me atosiga y me atormenta!.
Hace 2008 años nació en Belén un niño carpintero que tallaba la madera con destreza, luego cambio el cincel por una red y se convirtió en pescador,…pescador de hombres, pero al final la madera lo cabalgo a él y en ella murió crucificado en las alturas del Gólgota. Yo no le canto a ese Jesús del madero sino al que andaba en la mar, y en nombre de su doctrina, desde mi muy humilde morada, desolada y triste, pero con toda la alegría escondida en lo mas profundo de mi corazón, deseo a todos una “Muy Feliz Navidad”.




Moisés Guevara R.Caracas, 10 de diciembre de 2008

martes, 2 de diciembre de 2008

LO QUE DE CARACAS SE FUE




En la misma medida que los años se nos vienen encima, comienzan a aflorar recuerdos de un pasado, a veces grato, otras veces ingrato. Es una virtud que solo da el haber vivido a conciencia y plenamente.
En días pasados, charlando amenamente con un contemporáneo y tratando de olvidarnos de temas políticos que nos atosigan a diario, hicimos un listado, no de la Caracas que se fue, sino de lo que se fue de ella. Cosas que ya no vemos, pero que en algún momento fueron parte de su cotidianidad. De nuestra amada capital, no solamente se nos fueron los techos rojos y el coche de Isidoro, también desaparecieron cosas y personajes mas sencillos; he aquí un pequeño listado de ellas:
· El afilador de cuchillos
· El hombre del periquito
· El repartidor de pan y leche
· El comprador de botellas y ropa vieja.
· La ñapa.
· El Biscochuelo.
· Las galletas de piquito.
· La Circunvalación No: 1.
· El recolector en los buses.
· Los taxis por puesto.
· La azúcar en cubitos.
· Los autocines.
· Los cines con balcón.
· Las funciones de Vermouth y matinée.
· El tercio, la media jarra y la lisa.
· Los pasa palos.
· Los botiquines con rockolas y puertas batientes.
· Las cortinas de lagrimas de San Pedro.
· Los rieles de ferrocarril.
· El lanzamiento de “mediecitos” en los bautizos.
· Las bodegas.
· Las grúas Bombona.
· Frenos Sapene.
· Los autobuses con torniquete.
· Los cigarrillos Capitolio y Alas, entre otros.
· Las maquinas de escribir
· Los linotipos de plomo.
· Los billetes y quinticos de lotería .
· Las corridas de toros.
· La marchantica.
· Las bolsas de sisal para hacer mercado.
· El policía de punto.
· Los perros Dálmata sobre los carros de bomberos.
· El pan de sarria.
· Las colas Dumbo y A1.
· Las bicicletas de reparto.
· Las motos de reparto con compartimiento de lado derecho.
· Las boticas.
· El reparto a domicilio de farmacias y bodegas.
· Los zapatos Suela Espuma o con suela de balata.
· Los bultos escolares de cuero.
· Las misas de aguinaldo, (patinatas).
· Los condones Cresta e` Gallo.
· Las medias de Nylon con liguero (para damas).
· Los ligueros para medias (de hombres).
· Las elásticas.
· Los sombreros.
· Las cocinas de kerosén.
· Las maquinas para moler maíz.
· Las arepas de maíz pilado.
· Los teléfonos monederos.
· Los teléfonos de disco.
· Los fotógrafos ambulantes, especialmente en las plazas.
· Los helados morochos.
· Las épocas de jugar: trompo, Perinola, Yoyo, Gurrufio, etc.
· Los pregoneros.
· Los tocadiscos de aguja y discos de acetato.
· Las carretillas de madera y ruedas de patin.
Y la lista se torno interminable. Seguramente usted puede agregar muchas cosas mas. Alguien que se incorporo a la conversación señalo que ahora trataban de quitarnos también lo de Caracas, “Cuna del Libertador” o la de los “Techos Rojos”. Ahora se intenta llamarla Reina del Guaraira Repano. ¿Qué vaina es esa?. Mi patria se llama Venezuela, mi bandera tiene siete estrellas, es demócrata, el caballo de su escudo mira hacia la izquierda y su moneda no es el Bf, que de fuerte solo tiene el nombre. Fuerte somos los venezolanos que nos calamos pasivamente las majaderías del hijo ilustre de Sabaneta.




Moisés Guevara R.
Caracas 18 de Agosto 2008

“E L F I L O S O F O”




A excepción de papá, nadie supo de su nacionalidad ni de donde provenía. No se porque, siempre le supuse Griego. Tampoco supimos su verdadero nombre. Era un hombre delgado, de mediana estatura, encorvado y de edad indefinida. Callado, taciturno, discreto, respetuoso y respetado. Siempre vestido de negro y en las manos libros y alguna bolsa contentiva de quien sabe que.
No recuerdo si llego algún día cualquiera, o si ya estabas allí cuando llegamos nosotros. Papá le llamaba “El Filósofo”. Solo él sabia porque.
No recuerdo ningún cruce de palabras ni de saludos entre nosotros.
Una aureola de misterio rodeaba su existencia.
No tenia familia conocida. Ni esposa, ni hermanos ni, hijos. Vivía en soledad y esa era su única compañía conocida.
Jamás compartió nuestra mesa pero vivía en nuestra casa, en el cuarto que le había asignado papá. Era el último cuarto de nuestra casona colonial. Lo recuerdo con claridad. Era una habitación oscura, tétrica, misteriosa para aquellos niños que recorríamos con plena libertad todo aquel inmenso caserón. Aquel aposento nos estaba vedado, mitad por miedo, mitad por respeto a una orden de nuestro padre. Ese era el Cuarto del Filósofo, así se conocía y así se respetaba.
Un día sin nombre y sin fecha se nos dio la noticia: “Murió El Filósofo”. Nadie recuerda si falleció en algún hospital o allí en su cuarto, ni como ni donde fue enterrado. Entonces la muerte se enseñoreo en aquella habitación y se torno mas tétrica.
Nuestro padre, quizás en un intento de restarle aquel hálito de misterio, metió en ella algunos guacales rellenos de paja y aserrín, para que sirvieran de ponederos a algunas pocas gallinas que sobrevivieron a la mortandad ocurrida en el gallinero del corral. Desde entonces, nos acercábamos mas, pero jamás desapareció nuestro temor.
En alguna oportunidad papá nos mando a revisar los guacales y a sacar los huevos. Fuimos todos. Pero en la puerta de aquella reducida habitación se había posado una inmensa mariposa negra. Nadie entro. Entonces, nuestro padre, para deshacernos del miedo nos dijo: “No teman, es el alma del Filosofo que vino a visitarnos”.
Desde entonces, siento un incontrolable temor por las grandes mariposas y veo en ellas, su alma peregrina.


Moisés Guevara.
Ccs, 15 de octubre de 2008



Escribo esto en memoria de mi padre, empedernido protector de los humildes y en la de aquel misterioso hombrecillo que definitivamente marco nuestras vidas, esperando que ambos descansen en paz donde quiera que estén.
MG.

ESE MOMENTO FUGAZ QUE SE FUGA

La alegría es casquivana. A veces se aparece por ahí, nos hace un guiño y se va. Cuando animados por sus devaneos nos lanzamos a perseguirla, entonces voltea con rostro serio, frunce el entrecejo y apura el paso ofendida. Claro, ello nos deja confundidos y a veces avergonzados. ¿Qué le pasa a la alegría? Cuando me hago un examen reflexivo, pienso que tengo todas las condiciones para obtenerla. Dios me las ha concedido y se lo agradezco, pero me falta capacidad para retener el contento. Anoche, en una película de esas que uno ve por ratitos, oí una expresión que me estremeció. Un hombre, mirando un crucifijo le decía a Cristo: "Tú estás clavado en esa cruz, sí, pero todo el mundo te habla y te alaba; vamos a hacer una cosa, cambiemos de lugar, déjame tomar tu puesto allá arriba y ven tú a vivir". Tuve un segundo de solidaridad con esa expresión, lo que me produjo escalofrío. Hoy no es así, fíjense ustedes; hoy anda por aquí la casquivana revoloteando y tratando de seducirme. Pero ese es el problema: ¿y si le hago caso y después se aleja disgustada? Es la gran contradicción que con tozudez nos plantea tal coqueta, amigos; o no aparece, o hay que ignorarla cuando se presenta. ¿Entonces cuándo la disfrutamos?
César O. Guevara R.